Oya es un Osha y está muy relacionada con Ikú,
la divinidad de la muerte. Propicia los temporales, los vientos fuertes
o huracanados y las centellas. Simboliza el carácter violento e
impetuoso. Vive en la puerta de los cementerios. Representa la
intensidad de los sentimientos lúgubres, el mundo de los muertos. En la
naturaleza está simbolizado por la centella. Junto con Eleguá, Orunla y Obatalá
domina los cuatro vientos. Se le llama con el sonido de la vaina de
flamboyán. Representa la reencarnación de los antepasados, la falta de
memoria y el sentimiento de pesar en la mujer. La bandera, las sayas y
los paños de Oya llevan una combinación de todos los colores excepto el
negro.
Es además la Orisha del Río Níger, antiguamente llamado Oya, por sus 9 afluentes, nacida en Ira. Oya es una de las llamadas Orishas muerteras junto a sus hermanas Obba y Yewa. Oya ejerce un poder especial sobre los eggúns, por ser esta madre de 9 de ellos. Amante de la guerra combatía junto a Oggun y Shango en las campañas que estos realizaban. Acompañó a Shango cuando este dejó Òyó y fue nombrada reina de Kosso por este. Su culto es de territorio Tapa, Kosso y Òyó. Su nombre proviene de Yorùbá Òyá (Oló: dueña - Oya: Oscuridad) también conocida como Yansá del Yorùbá Iyámsá (Iyá: madre -Omó: hijos - Mesá: nueve).
Los hijos de Yemaya y Shango no la reciben durante el Sodo Orisha y cuando se asienta como Orisha tutelar, sus hijos deben recibir Yemaya con un ritual especial. Lleva 9 otá marrones o carmelitas que se recogen en el río.
Su número es el 9 y sus múltiplos. En el sincretismo se compara con la Santa Virgen de la Candelaria y Santa Teresa (2 de Febrero). Su color es el rojo vino, marrón o carmelita y 9 colores excepto el negro. Se saluda ¡Jekua Jey Yansá!
Es además la Orisha del Río Níger, antiguamente llamado Oya, por sus 9 afluentes, nacida en Ira. Oya es una de las llamadas Orishas muerteras junto a sus hermanas Obba y Yewa. Oya ejerce un poder especial sobre los eggúns, por ser esta madre de 9 de ellos. Amante de la guerra combatía junto a Oggun y Shango en las campañas que estos realizaban. Acompañó a Shango cuando este dejó Òyó y fue nombrada reina de Kosso por este. Su culto es de territorio Tapa, Kosso y Òyó. Su nombre proviene de Yorùbá Òyá (Oló: dueña - Oya: Oscuridad) también conocida como Yansá del Yorùbá Iyámsá (Iyá: madre -Omó: hijos - Mesá: nueve).
Los hijos de Yemaya y Shango no la reciben durante el Sodo Orisha y cuando se asienta como Orisha tutelar, sus hijos deben recibir Yemaya con un ritual especial. Lleva 9 otá marrones o carmelitas que se recogen en el río.
Su número es el 9 y sus múltiplos. En el sincretismo se compara con la Santa Virgen de la Candelaria y Santa Teresa (2 de Febrero). Su color es el rojo vino, marrón o carmelita y 9 colores excepto el negro. Se saluda ¡Jekua Jey Yansá!
En Cuba, Oyá no aparece como una divinidad fluvial, sino como la diosa
de las tempestades y del terrible viento que las precede. También se
asocia con otros fenómenos atmosféricos, tales como la centella, la
tromba de viento, el rayo, etc. Su culto es muy importante, no solamente
por su relación con las tempestades, y por ser esposa de Changó, sino
también por su extraña asociación con los muertos. En Cuba, Oyá no es la
primera esposa de Changó, como se la considera en África, sino la
segunda. Es una mujer esbelta, y corpulenta, de carácter violento y
apasionado. Se dice que cuando se enfada es más peligrosa que Changó,
quien se casó con ella debido a los múltiples servicios que esta
valiente mujer le prestó en sus guerras. Se dice que a Oyá le gusta
tanto la guerra como a su esposo Oyá es la dueña de la centella, los
temporales y la puerta del cementerio y su color emblemático es el rojo
vino o los estampados de flores de muchos colores. Se le representa por
una hermosa mujer muy femenina, valiente y aguerrida, de temperamento
apasionado y violento. Sus armas principales son el iruke y el machete.
Los Omo Oya:
Son personas reservadas, de carácter
tranquilo como una brisa, pero cuando se enojan son una tempestad. Son
como el viento, no les gusta estar encerrados en un lugar, lo cansan con
facilidad lo cotidiano y monótono. Son en casos extremadamente fieles,
pero en otros dados a las aventuras extra conyugales. En todos los casos
son muy celosos.
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