Es la vista que sigue un camino, se convierte en un guerrero temible y
feroz cuando se une a Oggún y Oshosi, nada lo detiene. Elegua es uno de los primeros Oshas u Orishas que se recibe. Es un Osha del grupo de Orisha Oddé, a los que se le llama Los Guerreros. El es el primero de los guerreros junto a Oggún, Oshosi y Osun. En la naturaleza está simbolizado por las rocas. Eleguá vino al plano terrenal acompañando al Osha Obbatalá. Es considerado el mensajero fundamental de Olofin.
Vive en la mayoría de los casos detrás de la puerta, cuidando el ilé de quien lo posee. Dueño absoluto de los caminos y el destino, es quien cierra o abre el astral para la felicidad o infelicidad de los seres humanos. Siempre se deebe contar con él para realizar cualquier cosa. Es el portero de la sabana y el monte.
Es un Osha que se asienta, va a estera el día del itá de Osha y habla por el diloggún. El signo principal del Olosha está determinado por su conversación y la del ángel de la guarda. También es el intérprete principal de las letras del sistema del oráculo del diloggún y juega un rol fundamental en los subsistemas del oráculo de Biangue o Aditoto. Es entregado por Babaloshas e Iyaloshas. Ha sido el único que ha ido y regresado del mundo de Ará Onú. Ganó suficientes privilegios de parte de Olofin, Obbatala y Orunmila para ser el primero en ser atendido. Su mano de caracoles es la mayor, ya que consta de 21, estos son también el número de sus caminos. Le pertenece por excelencia junto a Obbatala el oráculo del coco (Obí).
Su número es el 3, sus colores el rojo y el negro. El lunes y los días 3 de cada mes son sus días. En el sincretismo se compara con el Santo niño de Atocha (1ro de Enero). Su celebración es el 6 de Enero y el 13 de Junio.
Se saluda ¡Laroyé Elegua!
Ofrendas a Eleggua:
A Eleguá se le inmolan chivos, gallos o pollos, pollitos, jutías,
ratones negros o rojos. Su tabú son las palomas, pues lo debilitan,
excepto a algunos caminos particulares donde si las admiten. Sus ewes
son abre caminos, sabe lección, croto, algarrobo, alcanfor, almacigo,
berro, albahaca, ají chileno, ají guao guao, álamo, atiponlá, almendra,
pata de gallina, Ceiba, curujey, chichicate, bejuco guaro, jobo, peonía,
peregún, maravilla, pica pica, raspa lengua, siempreviva,
rompesaragüey, verdolaga, travesura, zarza blanca, pendejera, piñón
botija, etc.
Este Orisha se atiende preferiblemente los lunes o martes juto a los Orishas oddé.
Atencion a Eleggua:
ELEGGUA: ganó con Olofi, Obatala y Orula suficientes privilegios para
ser el primer Okana. Se le saluda dando tres toques en el suelo delante
de él. Elegguá y Echú se constituyen en una relación inherente entre lo positivo y lo negativo. Se utiliza Elegguá
de cemento y piedra (Otá), el coco parió a Elegguá pero la piedra parió
al santo. Elegguá reside en la puerta, que marca la frontera entre dos
mundos, el interno que representa la tranquilidad del hogar y el externo
que representa el peligro y la perversidad.
Al comenzar su ofrenda el día lunes, antes de las doce, se lava a
Elegguá y le tiene un rato expuesto al sol y así ya dispuesto a recibir
su comida. Se derraman en el suelo ante él, los tres chorritos de agua
de ritual y se dice: Omí tuto, Ana tuto, Tuto okan, Tuto laroyé, Tutu
elei. Se le habla, se le pide salud (Didara) Suerte (Oriré) Dinero (Owó)
y prosperidad, se le reza: Dueño de todas las 4 esquinas, mayor del
camino, padre mío, llévame lo malo, para poder caminar con salud, que no
haya enfermo, que no haya perdida, que no haya revolución, que no haya
muerte, en el nombre de todos, le doy muchas gracias padre mío Eleggua.
Elegguá laroye asu comaché ichá fofá guara omi tuto anatuto tú tu babami
cosi ikú cosi aro cosi ofó, arayé, cosi achelú cosi éun afonfó molei
delo omodei.
Al presentarle a Elegguá las ofrendas se le deben enumerar en alta voz:
Se soba con manteca de Corojo (Epó), se le pone miel de abeja (Oñi),
maíz tostado (Aguadó), Jutía (Ekun) y pescado ahumado (Ellá guí guí).
Inmediatamente se toman tres granitos de pimienta (Atare) y se le sopla aguardiente
(Otí) y se lanzan unas cuantas bocanadas de humo de tabaco (Hasha) y se
deja a su lado el mismo encendido. Se prende una vela (Atana).
Omo eleggua:
Los hijos de Elegguá son inteligentes y hábiles, pero poco escrupulosos.
Son habladores y pueden vender hasta lo imposible si se les deja
hablar. Son mujeriegos y poco caseros, les gusta la calle. Se inclinan a
la corrupción, el timo, la estafa y las intrigas políticas, lo que les
garantiza el éxito en la vida.
Caminos de Eleggua:
Se dice que Eleggua no tiene caminos y que estos son vivencias junto a eshu al cual se le otorgan dichos caminos:
ECHU AFRA
Eleggua Afrá es el de Babalu
Ayé, se recibe junto con él. Vive en los hospitales, ayudando a Asojuano
con las enfermedades, principalmente las de tipo contagioso. Por esta
razón se le denomina El niño de las enfermedades contagiosas infantiles,
como por ejemplo el sarampión y la viruela.
Este Elegguá vive sobre una piedra porosa (pómez) y lleva además de su carga un secreto que lo hace muy fuerte para ayudar. No toma aguardiente ni vino de palma, solo vino tinto. Es de la tierra Arara. A Elegua Afra se le puede ver silbando por las esquinas y en las calles solitarias. Su collar lleva cuentas negras y blancas.
Las herramientos de Elegguá Afrá son un bastón de viajero y un mortero (aquí confecciona las medicinas). Este Elegguá lleva la cara tapada ya que no se le debe mirar de frente.
En un patakí se cuenta que él fue quien ayudo a Babalú Ayé cuando estaba enfermo, les buscó los perros de compañía con Oggún, las muletas con Ossain y de Shangó, el perdón de Olofin.
Este Elegguá vive sobre una piedra porosa (pómez) y lleva además de su carga un secreto que lo hace muy fuerte para ayudar. No toma aguardiente ni vino de palma, solo vino tinto. Es de la tierra Arara. A Elegua Afra se le puede ver silbando por las esquinas y en las calles solitarias. Su collar lleva cuentas negras y blancas.
Las herramientos de Elegguá Afrá son un bastón de viajero y un mortero (aquí confecciona las medicinas). Este Elegguá lleva la cara tapada ya que no se le debe mirar de frente.
En un patakí se cuenta que él fue quien ayudo a Babalú Ayé cuando estaba enfermo, les buscó los perros de compañía con Oggún, las muletas con Ossain y de Shangó, el perdón de Olofin.
Pataki:
Obí(el coco) era puro, humilde y simple,
por eso Olofin hizo blanca su piel, su corazón y sus entrañas y lo
colocó en lo alto de una palma. Eleguá, el mensajero de los dioses, se
encontraba al servicio de Obí y pronto se dio cuenta de que este había
cambiado. Un día Obí decidió celebrar una gran fiesta y mandó a invitar a
todos sus amigos. Eleguá los conocía muy bien, sabía que muchos de
ellos eran las personas más importantes del mundo, pero los pobres, los
enfermos y los deformados, eran también sus amigos y decidió darle una
lección invitando a la fiesta no solamente a los ricos. La noche de la
fiesta llegó y Obí, orgulloso y altivo, se vistió para recibir a sus
invitados. Sorprendido y disgustado vio llegar a su fiesta a todos los
pobres y enfermos. Indignado les preguntó:
–¿Quién los invitó?
–Eleguá nos invitó en tu nombre –le contestaron.
Obí los insultó por haberse atrevido a venir a su casa vestidos con harapos.
–Salgan de aquí inmediatamente –les gritó.
Todos salieron muertos de vergüenza y Eleguá se fue con ellos.
Un día, Olofin mandó a Eleguá con un recado para Obí.
–Me niego a servir a Obí –dijo Eleguá–. Ha cambiado mucho, ya no es amigo de todos los hombres. Está lleno de arrogancia y no quiere saber nada de los que sufren en la Tierra.
Olofin, para comprobar si esto era cierto, se vistió de mendigo y fue a casa de Obí.
–Necesito comida y refugio –le pidió fingiendo la voz.
–¿Cómo te atreves a aparecerte en mi presencia tan harapiento? –le increpó el dueño.
Olofin sin disimular la voz exclamó:
–Obí, Obí.
Sorprendido y avergonzado, Obí se arrodilló ante Olofin.
–Por favor, perdóname.
Olofin le contestó:
–Tú eras justo y por eso fue que yo hice tu corazón blanco y te di un cuerpo digno de tu corazón. Ahora estás lleno de arrogancia y orgullo. Para castigar tu soberbia te quedarás con las entrañas blancas, pero caerás y rodarás por la tierra hasta ensuciarte. Además tendrás que servir a los Orishas y a todos los hombres. Así fue como el coco se convirtió en el más popular de los oráculos.
–¿Quién los invitó?
–Eleguá nos invitó en tu nombre –le contestaron.
Obí los insultó por haberse atrevido a venir a su casa vestidos con harapos.
–Salgan de aquí inmediatamente –les gritó.
Todos salieron muertos de vergüenza y Eleguá se fue con ellos.
Un día, Olofin mandó a Eleguá con un recado para Obí.
–Me niego a servir a Obí –dijo Eleguá–. Ha cambiado mucho, ya no es amigo de todos los hombres. Está lleno de arrogancia y no quiere saber nada de los que sufren en la Tierra.
Olofin, para comprobar si esto era cierto, se vistió de mendigo y fue a casa de Obí.
–Necesito comida y refugio –le pidió fingiendo la voz.
–¿Cómo te atreves a aparecerte en mi presencia tan harapiento? –le increpó el dueño.
Olofin sin disimular la voz exclamó:
–Obí, Obí.
Sorprendido y avergonzado, Obí se arrodilló ante Olofin.
–Por favor, perdóname.
Olofin le contestó:
–Tú eras justo y por eso fue que yo hice tu corazón blanco y te di un cuerpo digno de tu corazón. Ahora estás lleno de arrogancia y orgullo. Para castigar tu soberbia te quedarás con las entrañas blancas, pero caerás y rodarás por la tierra hasta ensuciarte. Además tendrás que servir a los Orishas y a todos los hombres. Así fue como el coco se convirtió en el más popular de los oráculos.
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